Sólo podía centrarme en los símbolos y las marcas. Abrí un carpesano y comencé a clasificar etiquetas de prendas de ropa o de productos con las marcas que me eran familiares. La sensación era increíble, estaba haciendo algo grande, muy grande.
Estaba diseñando mi negocio, un gran grupo empresarial que abarcaría grandes gamas de productos y servicios, me encontraba al borde de hacerme rico y sabía que muy pronto lo podría compartir con mis seres más allegados.